Es común encontrarse con la confusión entre una enfermedad, una discapacidad o una condición de vida. Hay personas que se refieren al síndrome de Down como una enfermedad, pues bien, no lo es.
Y que se nos va el primero!, pues sí, mi chiquillo ya es niño grande y a sus 6 años ya perdió su primer diente. El que lo viene a sustituir ya se asoma con un pico por delante, al igual que sus primeros dientes, al parecer los nuevos vienen con mucho filo y borde irregular, lo importante es que viene bien y fuerte.
Quienes convivimos con pequeñitos con síndrome de Down sabemos o hemos notado que la dentición en ellos es irregular, desde que aparecen tarde hasta que son más propensos a tener caries, todo esto no es de alarmarse, simplemente hay que informarse. El conocimiento nos da las armas necesarias para poder ayudarlos y a su vez tranquilizarnos.
Se terminaron las vacaciones, mis chicos entran nuevamente a clases. A Benjamín como siempre, la escuela le hacía falta; aunque últimamente ha optado por responder “No” cuando le pregunto si quiere ir a la escuela, una vez llegando se olvida de que su mamá va a un lado y entra con tal desesperación a la escuela que hasta parece que huye de mi!.
Se terminó el ciclo escolar y después de unos pequeños contratiempos por la solicitud que hicimos para que Benjamín permaneciera un ciclo más en preescolar, debido a la ignorancia que tienen algunos funcionarios en cuanto a los derechos que tenemos como papás para decidir si preferimos la permanencia de un hijo en la escuela para ayudar a su maduración, pero finalmente todo se resolvió y mi pequeñito estará un año más cursando el tercero de preescolar, todo con la finalidad de ayudarlo a madurar en algunos campos para que el paso a primaria sea más fácil.