Casi terminamos la semana y el recuento definitivamente se inclina hacia lo positivo, después de tantos y tantos nervios, preocupaciones y angustias puedo decir que sobrevivimos a la primera semana en preescolar! ufff!. Fué una semana agotadora, corriendo entre la escuela, las terapias, el hospital (mi adorado padre se puso un poco mal, pero ya todo pasó y ahora se encuentra muy bien), los contratiempos de la vida diaria, el tráfico, en fin, estoy agotada pero felíz porque mi niño se empieza a comportar como lo que es, un niño grande, con sus 4 añitos ingresa solo a la escuela, ni una lágrima derramada, los últimos dos días comportándose a la altura de cualquier otro niño, obedeciendo, siguiendo instrucciones, cooperando, comiendo solo, realizando las actividades que todos los demás hacen.