Como lo prometido es deuda, aca les van algunas fotos…
Camino a nuestro destino…
Después de unos días sin publicar nada por acá les digo por que, estuvimos los días anteriores muy ocupados, se casó mi hermano menor, había mucho trabajo tanto en casa como en la oficina (mi esposo) y lo mejor: Nos fuimos de vacaciones!! realmente el tiempo se nos pasó de volada, fué muy poco pero si nos sirvió para descansar y además para corroborar que a Benjamín le encanta nadar!!
Fuimos a la playa, lo primero fué ponerlo a jugar en la arena, toleró perfecto la textura, es más, yo diría que le encantó lo único malo es que todo el tiempo quería comerla!!! en el primer descuido aprovechaba para hecharse un bocado de arena. Los llevamos a caminar por toda la orilla del mar (desafortunadamente no nos pudimos meter con ellos por que había bandera negra, como dicen por acá, el mar estaba muy picado o bravo).
Hace un par de días estuve toda una tarde en casa de una de mis hermanas y me llamó mucho la atención que cuando platicaba con su hijo mayor (tiene 17 años) y salió el tema del síndrome de down utilizó una frase: “Lo más impresionante es una chava que veo que toma el transporte sola!”… entonces yo empecé a decirles a todos que eso es muy bueno, pero no es para “impresionarse”, son chicos como los demás que pueden transportarse solos (claro, otra cosa es que los papás los quieran dejar, pero por supuesto que pueden) y le saqué toooda la lista de casos que conozco y he publicado acá de chicos con Síndrome de Down destacados.
Yo comprendo que uno puede sorprenderse cuando se desconoce del tema, es lógico, por su edad, que este tema probablemente no sea de su interés y aunque sabe de la existencia de este blog creo que no lo visita, son cosas que se comprenden, pero no es la primera vez ni es él el único que ha hecho comentarios acerca de eso.
Ayer estuvimos en la clínica donde nació Benjamín (una de mis hermanas fue intervenida, 🙁 desafortunadamente) y todo esto me trajo taaaantos recuerdos… buenos y no tan buenos…
Reviví todo como si hubiera sido ayer, el estar en el quirófano, el susurrar de los médicos despues de que el pediátra se llevó a mi bebé, la angustia de no saber como estaba, el miedo horrible que sentía de pensar que las cosas no iban bien y nadie me decía nada, la espera en el cuarto a que llegara el médico y el adivinar (porque nadie me lo dijo directamente) que mi bebé había nacido con Síndrome de Down…
Gracias a Dios, Benjamín cuenta con la presencia de su padre en su vida de manera activa, quizá no tanto como él (papá) quisiera, ya que como la mayoría de los padres el trabajo no se lo permite, aunque he de comentar que contamos con la gran fortuna de que su trabajo esté en casa, de esa manera puede estar un poco más al pendiente de todo lo que pasa alrededor nuestro.
Él es un gran padre, no puedo quejarme, ha sido un gran apoyo para mí y por su puesto para nuestros hijos, desde el momento en que supimos del embarazo de Yolanda él siempre estuvo a mi lado, involucrandose con el desarrollo de la nena, de la misma manera en que lo hizo con Benjamín, adora a sus hijos no me queda la menor duda.
Dentro de lo que cabe Benjamín ha sido un niño bastante sano, digo, ha tenido sus problemitas como todo niño, sobre todo al principio, por ejemplo, a los 4 días de haber nacido lo operaron de una atresia duodenal (por pancreas anular), por eso pasó casi un mes hospitalizado, luego tuvo una cardiopatía (PCA) que gracias a la medicina homeopática se corrigió y ya hubo necesidad de operarlo.
Tambien tuvo reflujo severo (tambien corregido con homeopatía) y gracias al tratamiento tambien se libró de ser operado, fuera de eso había estado muy muy bien, no se había enfermado hasta que un par de meses antes de cumplir su primer añito de vida se empezó a enfermar de unas fiebres horrendas (en varias ocasiones llegó a los 40ºC, gracias a Dios sin convulsionar!) que no cedían con nada y se le hicieron tooodo tipo de análisis y todos salían normales (incluso uno de los tantos doctores que lo atendió me dijo: “es que su niño es un enfermo sano”), se le daban tratamiento pero nada, el seguía con fiebre, hasta que nuevamente la homeopatía salió al rescate (con otro doctor) y después de casi 6 meses con fiebres se le quitó, peeeero no acabó ahí.
Hoy quiero contarles un poquito de nuestra historia a partir del embarazo y nacimiento de Benjamín… Tenía casi 27 años cuando me embaracé de él (mi segundo embarazo, el primero fue de una hermosa nena llamada Yolanda que ahora cuenta con 8 añitos), durante el embarazo casi no hubieron molestias, hasta 2 semanas antes de nacer.
Dejé de sentir que se movía (inusual porque era super inquieto), ante nuestra insistencia el médico nos envió para un ultrasonido en 4D, ahí detectaron (todo estó en poco mas de 7 meses no lo detectó el primer gineco con el que iba!) 2 vueltas de cordón en su cuellito, una imagen de “doble burbuja” que podría ser una atresia intestinal y por último un problemita cardiaco (yo pregunté con la enfermera si sería un soplo y ella contestó: si el bebé viene con Síndrome de Down pues así va a nacer!, en el momento no lo comprendí, solo pensé que la enfermera no había escuchado bien lo que le pregunté) pero ninguno de los 2 médico que hasta ese momento me estaban tratando dijo nada acerca de su condición.