El síndrome de Down no es más que un conjunto de características proporcionadas por un cromosoma extra, ese cromosoma que al principio tanto miedo nos da. Al platicar con otras mamás llego a la conclusión de que ese temor es a las limitaciones (entre otras cosas) que ese cromosoma extra pueda traer a nuestros hijos.
Es algo tan pequeñito, no podemos verlo a simple vista y cambia nuestras vidas de manera radical, y en mi experiencia, de manera positiva.
Yo estoy determinada a que esa partícula de material genético extra en las células de mi hijo no le impedirá alcanzar sus sueños, no se cuales sean, aún es muy pequeño para saberlo, pero de algo sí estoy segura, cuando algo se quiere realmente se lucha por conseguirlo, sea cual sea la meta.
Este caso no será la excepción y quien determinará que tan lejos quiere llegar será Benjamín, siempre contando con nuestro apoyo. Yo no sé si más adelante su sueño será una carrera universitaria, la cocina o ser ayudante de super mercado, lo que sea, sé que lo hará con dignidad, con orgullo y bien hecho.
Un cromosoma extra no limitará su empeño y sus ganas de vivir, tiene el carácter y cuenta con el respaldo de toda una familia, qué más se puede pedir. Quizá el camino no sea fácil, nunca lo es (cuando se trata de ir por buen camino), pero no será un cromosoma quien dictará hasta donde se puede llegar. El papel aún está en blanco, Benjamín decidirá qué escribir.