Cuando no se tiene a una persona con síndrome de Down en la familia o amistades, cuando no se tiene contacto con ellos, lo más lógico es que no se investigue acerca del tema, siendo honesta, antes del nacimiento de Benjamín poco me interesaba leer algo respecto al SD, más que lo que me enseñaron en la escuela.
Es fácil encasillar a las personas con síndrome de Down con algunas etiquetas, me ha tocado muchas veces escuchar que se refieren a ellos como “niños”, tengan la edad que tengan, obviamente sí aún son niños tenemos que llamarlos así, pero cuando crecen debemos darles el lugar que se merecen como jóvenes, adultos o ancianos.
Son niños al inicio de su vida, como todos lo fuimos en esa etapa, pero al crecer en edad cronológica también lo hacen en todos los demás aspectos, entonces es incongruente seguir llamándolos niños si ya no lo son. Tenemos que compartir este tipo de información con la familia, pero sobre todo con las personas que no se han tomado unos minutitos de su tiempo para conocer más acerca del síndrome de Down.
Que sepan que son personas que crecen en todos los aspectos, que aunque tienen características similares no son iguales, tienen gustos propios dependiendo del ambiente o de las influencias que hayan tenido en su vida. Tienen deseos (sexuales, materiales, de formar una familia, de un trabajo, de asistir a una escuela, etc) y está en nuestras manos el proporcionarles los medios para poder cumplir los que sean posibles.