Es bien importante, al menos a mí me ha servido de mucho, el estar en contacto con personas que transitan por el mismo camino acompañando a sus hijos con síndrome de Down. Nadie mejor para comprender lo que se está sintiendo y pensando, porque aunque todos somos diferentes y aunque podamos vivir en paises diferentes tenemos mucho en común: nuestros hijos.
Podemos platicar con la familia, con psicólogos, con especialistas en el tema de la genética, pero nadie podrá entendernos mejor que quien pasa por lo mismo. Si cuando recién recibimos a nuestro bebé con SD tenemos la suerte de poder convivir con personas que ya tienen un hijo grande con SD (al menos mas grande que nuestro bebé), seguramente nos sentiremos más reconfortados, nos aliviarán muchos temores, nos enseñaran a encontrar los lugares y personas adecuadas para atender a nuestro pequeño.
Si estamos en el otro lado, es decir, si somos nosotros quienes ya tenemos a un hijo más grande y nos encontramos con papás nuevos en este mundo no hay que desperdiciar la oportunidad y aunque no los conozcamos hay que tratar de acercarnos, seguramente seremos de mucha ayuda. Al entrar en contacto con ellos, vamos formando una comunidad de padres cada vez más grande, una familia, que siempre está dispuesta a apoyar, aunque hayan miles de kilometros de distancia entre unos y otros se crea un lazo muy fuerte, una amistad para siempre.
Por otra parte, si no has convivido ni tienes relación alguna con personas con síndrome de Down te invito a acercarte a la próxima que veas, no hay nada que temer y mucho por aprender!