A la mayoría nos ha pasado por la cabeza más de una vez la idea de que nuestros hijos con síndrome de Down no podrán tener hijos cuando sean adultos, algunos porque no podrán físicamente, otros porque quizá no quieran tenerlos y otros porque se les convencerá de no hacerlo.
La probabilidad de que una mujer con síndrome de Down tenga un bebé con síndrome de Down son en teoría del 50%, pero muchas gestaciones se pierden por abortos espontáneos. Si bien se han producido raras excepciones, los hombres con síndrome de Down no pueden engendrar hijos. (David S. Smith, MD)
Es una decisión personal generalmente, pero en el caso de nuestros hijos con SD se convierte más bien en una decisión familiar, porque si bien ahora se les anima o se les da la oportunidad de formar un matrimonio cuando se plantea la situación de la descendencia el asunto toma mayor relevancia, no puedo opinar aún alrespecto, mi hijo aún es muy pequeño y yo aún no tengo tan claras las ideas al respecto. Si bien luchamos por el respeto a sus derechos creo que también debemos ser realistas en cuanto a que si pueden ser independientes esto no implica que se está preparado para cuidar, criar y mantener a otro ser humano, y es ahí en donde entra el papel de la familia, por eso pienso que en este caso la decisión se convierte en familiar, porque de acuerdo a las capacidades y habilidades de nuestro hijo y su pareja y de la disposición de la familia para poder ayudarlos será la respuesta.
Cuando pienso en esto se viene a mi mente el caso de la película “Yo soy Sam” (Sean Penn), el caso de los chicos de Brasil (Valerio y Elena) y otros casos más que como en estos se pone en tela de juicio la responsabilidad en la paternidad de las personas con alguna discapacidad. Creo que para poder tomar una decisión acertada y responsable, primero hay que analizar todo el entorno de la situación, meditar, platicar y ver pros y contras a futuro, de esta forma reducimos el márgen de error en la toma de decisiones.