Academia de padres

Desafortundamente no existe una escuela para padres, en algunas escuelas o centros de terapia existe lo que llaman “escuela para padres”, en la cual es más bien como una asesoría, cursos o talleres con algún tema en específico que pueda ayudarnos a comprender algunos errores que estamos teniendo en la crianza de nuestros hijos y poder darle dirección nuevamente para salir bien librados de los berrinches, la desobediencia, la convivencia, etc.

Pero aún no existe una escuela nos guíe paso a paso en la difícil tarea de ser padres, difícil creo yo para quienes estamos realmente comprometidos con la buena educación de nuestros hijos y no por que tengan algún tipo de discapacidad o no. La dificultad de esta tarea depende directamente de las características de nuestros hijos y no en función de su condición genética (en el caso de los chicos con SD), puedo decir que la crianza de mis dos hijos ha sido muy similar (en cuanto a lo que nosotros hemos hecho como padres) sin embargo los resultados no han sido los mismos, con uno ha sido mucho más fácil que con el otro y vuelvo a recalcar, no por su SD sino por el carácter tan diferente que tienen uno del otro (dócil – dominante).

No puedo negar que los temas que se abordaron en la escuela para padres del CRIT y del CAM han sido de gran utilidad para mi, porque me han ayudado a reconocer que mis hijos no son iguales, a pesar de tener los mismos padres, la misma educación, los mismos límites, etc. Cada uno es como es y he aprendido a respetarlos así, aún batallo con el caracter de Benjamín, pero debo decir que creo que batallaría aún más si él no tuviera síndrome de Down y tuviera el mismo caracter.

Porque ahora, con todo y su SD, no sabe guardar rencores, su corazón es noble, aún cuando está muy enojado porque se le negó algo y baja la cabeza para evitar ese contacto visual que tanto lo incomoda, no me niega una sonrisa o un beso cuando le hago cosquillas, con todo y su enojo y su grito de desesperación para que lo suelte, se le pasa pronto y está como si nada, puedo asegurar que si no tuviera ese cromosoma extra en su ser, con ese temperamento tan fuerte, seguramente habría sido un niño berrinchudo al cual me habría costado más trabajo educar.

Creo que la mejor escuela o academia para padres es la vida, son nuestros hijos, nadie nos enseña a enfrentarnos a la paternidad de un hijo con síndrome de Down, lo tenemos que aprender solos, pero eso es lo que hace más valiosa la experiencia, nos hace más fuertes, más humildes, más empáticos y nos ayuda a poder compartir amistad, cariño, información con otros padres en la misma situación.

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Síndrome de Down